Siento ese pequeño cosquilleo de la hierba húmeda y fresca en la espalda y en el pelo, mientras él me hace olvidar el mundo entre abrazos y besos furtivos. Horas que pasan como décimas de segundo, haciéndome feliz. Palabras que brillan con el sol de la mañana, preciosas, como pequeños diamantes, que me hacen suspirar a escondidas. No puedo contener la sonrisa, la niña tonta de ojos entrecerrados, esperando más y más calidez.
Pero no todo dura eternamente. Cae el sol y entonces, las palabras se las lleva el viento, la sonrisa me la quita la luna y la felicidad se ahoga en una copa de vodka. Así son las cosas en Wonderland, sonrisas eclécticas, palabras ambiguas, verdades a medias y mucho, mucho dolor. Y prefiero seguir a flote en el mar, sujetada a un mísero trozo de madera antes que hundirme contigo.
segura?
ResponderEliminarAl menos en un tablón a flote se está a salvo de todo eso... hasta que llegas a tierra, donde sigue habiendo hierba y gente con más palabras ambiguas y verdades a medias que regalarte. Y todo el dolor que no te llevaste a la primera.
ResponderEliminarMe encanta tu blog ^^
ResponderEliminarTe sigo(:
A veces el amor es tan fugaz que apenas te da tiempo a apreciar y a valorar cada pequeño instante, por insignificante que parezca. Así somos las personas, tan viscerales, tan subjetivas... Deberíamos buscar un cierto punto de inflexión, pero es complicado. ¿Quién ayudaría a unos seres tan irracionales como nosotros?
ResponderEliminarTodo está descubierto y sin descubrir, pero sí... por lo pronto una copa de vino en Wonderland no estaría de más.
K. (kira)