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12 de agosto de 2011

Feel it inside you.


Hoy en día podemos ver cualquier cosa con sólo hacer un click. La vida, todas las maravillas que en ella habitan están al alcance de nuestra mano, sin ninguna dificultad. Hoy me he dado cuenta de que los momentos más preciados de una existencia se componen de la excepcionalidad, es decir, de lo único, de nuestros recuerdos.
Suelo pensar en el futuro (¿y quién no?), en la repercusión que tendrán mis acciones presentes... En qué me convertiré. Pero lo que no imaginaba hasta hoy, es que la vida se compone de pequeños acontecimientos que nos harán felices al rememorarlos en los días venideros. Me explico: la mayoría de las personas, cuando presencian sucesos extraordinarios (como en nuestra década: el primer presidente negro de los EEUU, la muerte del Rey del Pop, los cambios de siglo y de milenio, etc) piensan en el futuro y se vislumbran a ellos mismos contándoles esos acontecimientos a sus hijos o a sus nietos. Y yo me pregunto ¿por qué?, son realmente importantes, está claro, pero son recuerdos que pertenecen a la mayor parte de la población mundial. En cambio, me imagino contándoles a mis descendientes la primera vez que vi una lluvia de estrellas y pedí un deseo, y si ese anhelo se hizo realidad. Pienso hablarles de aquella vez en la que su padre me llevó al mirador más bonito de la ciudad, cuándo todavía éramos unos críos. Les contaré los recuerdos que sólo yo poseo, porque son ésos los que realmente perdurarán a lo largo de las generaciones, aunque no se estudien en el futuro.
Mi abuelo materno escapó del paredón de fusilamiento en un despiste de sus verdugos, y difundió sus ideales antifascistas clandestinamente formando una orquesta local. Hizo ambas cosas: mezcló la música y sus esperanzas sobre el pueblo oprimido, las dos cosas que más le gustaban. No llegué a conocerlo, pues murió antes de haber nacido yo, pero ésas historias perdurarán siempre en mi corazón y hacen que lo sienta vivo, que lo conozca.
Nunca llegaremos a comprender lo maravilloso que es este mundo, sus simples pero bellas curiosidades, guiños de la naturaleza, como una lluvia de estrellas; pero podríamos ser más observadores y pensar que el mundo no está aquí para nosotros, para usarlo a nuestra voluntad, sino que nosotros estamos para él, para que lo conozcamos y entendamos un poquito más de nosotros mismos.







Y de entre todos los fenómenos que merece la pena ver y recordar, un beso tuyo debe formar parte de la colección de momentos que guardaré para siempre en la memoria.


2 de agosto de 2011

#014.

Entre sueño y sueño una voz me susurra al oído que estás aquí, pero cuando la duermevela se desvanece, la lucidez me juega una mala pasada, convirtiendo la cruda realidad en ausencia. Y es que mi cama huele a ti...