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7 de noviembre de 2010

Sí. Es lo que tiene.

Nunca necesitó que la necesitaran. Se convirtió en su hábito aquello de buscar caricias rápidas y ficticias en las que poder refugiarse, ya fuera en el recuerdo o en la presencia, en las noches de soledad.
Sufrió necesitando. Desapareció sin haber amado.
Cambiemos eso.



El capricho se convierte en rutina o monotonía después de tanto usarlo, doblegarlo, se acaba transformando en algo que jamás volverá a ser la chispa del comienzo... pues al estirar tanto lo no maleable. Sólo cuando lo utilizamos de forma correcta, sin abusar de él, esa chispa puede prender.
Porque al igual que un dulce recubierto de azúcar, la deliciosa acidez del principio desaparece pronto, pero cuando lo realmente placentero está en el interior, es cuando se disfruta durante más tiempo. Eso sí, ese dulce nunca dejará de ser un pequeño capricho. La cuestión es, ¿cuál te gusta más?

1 comentario:

  1. Si de algo estoy segura es de que tú debes ser el caramelo preferido de cada cual que decida probarte <3

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